Artículo revisado y actualizado: 08 de agosto del 2024.
Dr. Enrique A. León Maristany
El proceso creativo comprende elementos que intervienen en la creación de la obra artística, a los cuales debemos ubicarnos para comprenderlos (ver gráfico). A la derecha del gráfico se comienza el proceso con el artista, quien desempeña la responsabilidad y de quien nace, en su mente, el primer origen de la obra de arte. Se trata del primer momento en el que el artista es impulsado a crear. “En esta dirección, el hombre experimenta el impulso de crear, que también es una tendencia a participar en una esfera más allá del ego” – Philipp Lersch La Estructura de la personalidad, Barcelona, 1974, pág. 161). Un impulso en su pensamiento y en sus sentimientos, que se traduce en la imaginación, donde el artista puede ver la obra de arte imaginada. “En la alegría de crear se disuelve la conciencia de la propia persona que se diluye en otro y en otros”. (A. Carrell, La Incógnita del Hombre, Barcelona, 1952).
El proceso creativo contiene un mensaje dado, y al artista, como comunicador social por excelencia, le corresponde esa tarea. En el transcurso del proceso, se han generado causas cognitivas y afectivas. Con el propósito de que la obra de arte sea una realidad, esta, está condicionada en primer lugar (momento) al gusto del artista, Lionello Venturi, en su libro “Historia de la Crítica del Arte” Barcelona, 1982, nos da la siguiente definición: «… Declaro que entiendo por gusto el conjunto de las preferencias, en el mundo del arte, de un artista o de un grupo de artistas»… De ahí deducía: “En este sentido, el gusto une a los artistas de un periodo histórico, escuela o tendencia, como se quiera denominar, y es el camino por el que conviene pasar para llegar a entender el arte individual”. El interés del artista se verá delineado en la forma en que se comunicará esta idea. Ahí está su alma. “… existe también una acción de lo anímico sobre lo corporal «porque el curso de las funciones orgánicas puede ser esencialmente modificado por los influjos anímicos, especialmente afectivos»”, – Philip Lersch La Estructura de la personalidad, Barcelona, 1974, pág. 88).
Esto nos permite constatar que un proceso voluntario tiene su motivación en un impulso anímico (alma), el cual se define como INSPIRACIÓN. El impulso anímico (esa inspiración) es el que motiva la voluntad referida al Yo como punto de partida, lo cual está denotando la originalidad de la obra de arte.
La conexión entre Yo y la Originalidad constituye una de las condiciones fundamentales para definir la obra artística. Entonces nos preguntamos: ¿Y por qué el gusto antes de la voluntad? La voluntad requiere el gusto para poder dar paso al segundo momento de la creatividad. “… En el pensamiento y en la voluntad se percibe el Yo como punto de partida de los procesos anímicos, Merced a la voluntad el hombre se siente, como dijimos, centro consciente unitario del Yo, no impulsado y gobernado de un modo pático, sino dirigiendo activamente: no como movido, sino como moviente”.
Esto nos permite constatar que un proceso voluntario tiene su motivación en un impulso anímico (alma), el cual se define como INSPIRACIÓN. El impulso anímico (esa inspiración) es el que motiva la voluntad referida al Yo como punto de partida, lo cual está denotando la originalidad de la obra de arte. La relación Yo–Originalidad es una de las condiciones necesarias para definir lo que es una obra de arte. Entonces nos preguntamos: ¿Y por qué el gusto antes de la voluntad? La voluntad requiere el gusto para poder dar paso al segundo momento de la creatividad.
Esto lo refiere también Philipp Lersch en su obra citada en la pág. 448, “… Pero esta [la voluntad] necesita, para llevar a cabo esta tarea, la colaboración de aquellos procesos anímicos que hemos reunido bajo el concepto de aprehensión intelectual”.
El siguiente paso consiste en la codificación: la denotación y connotación semiótica, la creación de signos y su significado y su relación. La estructuración del mensaje en el medio elegido al gusto y voluntad del artista: color, volumen, trama, etc. Se trata del segundo momento de la creación, el instante en el que el original imaginado es transformado en «objeto de arte», lo cual lo define como un mensaje objeto. El artista optará por codificar su mensaje en una categoría estética, lo cual resulta sumamente relevante, ya que la elección de la categoría otorgará al mensaje un valor afectivo que se originará desde sus sentimientos y deseos de hacerlo de manera personal. Es importante destacar que el resultado puede generar conflictos cognitivos y afectivos en el espectador. La voluntad del artista tiene una gran influencia en tomar esta decisión.
El tercer momento, según el gráfico, es el momento estético, en el cual se produce la experiencia estética que involucra al espectador. Tengamos presente que en una obra visual de arte se ve todo de una perspectiva global: lo denotativo y lo connotativo.
El espectador va a experimentar una experiencia estética, va a sumarse en un momento estético en una íntima relación con la obra de arte; a esto se denomina contemplación estética. En la obra artística se destacan la representación, el simbolismo y la expresión del artista. Como resultado, se generará una influencia en la obra artística, para la decodificación del mensaje, para la comprensión semántica, sintáctica y pragmática del mensaje. El espectador experimentará una sensación de placer (goce) estético, y, por lo tanto, la separación de sus propios intereses en el subjetivismo es importante. “… Por último, estamos capacitados para definir al deleite estético en general como el goce en la contemplación desinteresada de un objeto puramente concreto”. (Immanuel Kant).
La contemplación de la obra artística en el pensamiento del espectador será la que decodifique la obra de arte en el pensamiento del espectador, ya que el mensaje involucrado en una categoría estética afectará los sentimientos, que se transformarán en emociones o conmociones que experimentará, y los condicionará a su gusto personal, generando una presión sobre el sujeto y generando conocimiento en el espectador.; un juicio estético sobre lo que debe ser. Su cultura ayudará en este aspecto; caso contrario, distorsionará el mensaje en una aprehensión equivocada y el resultado será un conocimiento distorsionado del mensaje objeto de arte.“El proceso mental en la lectura del signo consiste en captar simultáneamente el conjunto de sus elementos, de modo que la relación entre ellos da lugar a la significación”. *Zecchetto Victorino (2010) La danza de los signos. Pág.99.
Un instante en la belleza
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