Dr. Enrique A. León Maristany
Consumir arte
Cuando les enseño a mis estudiantes que el hombre no puede vivir sin consumir arte, les narro una historia: Había una ocasión en la que un campesino residía en las alturas, en una pequeña comunidad y bajó al pueblo para comprar con unos cuantos billetes, aunque era escaso dinero, compró lo que realmente necesitaba, un poco de azúcar, un poco de arroz, algunos fideos, entre otras cosas, finalmente se reservó un par de monedas para adquirir un par de baterías. ¿Para qué las baterías sí pudieron ahorrar ese dinero para dejar de estar descalzos? La verdad es que no es lógico lo que hace. Evidentemente, el gusto no es racional, lo sostiene Immanuel Kant. Las baterías o pilas las compró para colocarlas en su radio y escuchar su música, su huaino, y aun en la pobreza más extrema, la necesidad que tiene el hombre hace que no pueda vivir sin arte.
Desde el desayuno te acompañas con música, al cocinar te acompañas con música, en el auto enciendes tu radio y sintonizas una música suave. Al subir la música suena, llegas a la oficina, al colegio o cualquier lugar. Al entrar ves un cuadro. Regresas a tu departamento y el edificio fue diseñado por un artista, un arquitecto. Entras a tu sala y encuentras un cuadro que tu amada puso. Enciendes la música o la TV para ver un film hecho por el sétimo arte. Te llama tu madre y con su voz también escuchas que estaba viendo su novela, también del sétimo arte. Te vas a la cama y tomas un libro de un escritor famoso, también, artista de la palabra.
Te despierta tu teléfono celular con música contemporánea, llamas y te ponen música en el tono de espera. Es domingo y quieres invitar a tu amada al cine a ver un film con tu artista preferido, para disfrutarlo con quien más amas, ya que el día anterior te acompañaste con ella para danzar en la discoteca. Aún tienes tiempo para comprar un TV de 50 pulgadas para ver tus películas favoritas. Ya tienes liquidez porque terminaste de pagar tu equipo de música con DJ incluido.
Te llaman tus amigos para ir al karaoke. Llamas a tu hermano que está celebrando y la música no te deja oír lo que dice. Tocan la puerta y llega la revista que solicitaste; al verla, está completamente ilustrada para mejor comprensión por un gran artista. Ordenas un poco y encuentras colores que quedaron olvidados por tu sobrino la semana pasada, quien pasó toda la mañana dibujando. Tu hermana te llama y te recuerda que vayas temprano al colegio para la presentación teatral de tu sobrina que será Sherezade. Así pasan los días en un mundo que te rodea lleno de arte.
Tú te preguntas: ¿Se puede vivir sin arte? Al final sabrás que el mundo te ha mentido cuando te dijo que el arte no era una necesidad primaria, sino una necesidad suntuaria; reflexionas y ves que todos vivimos y consumimos más arte que el alimento diario, y gozamos más horas disfrutando del arte que otra cosa. Así como el campesino no puede vivir sin su radio, usted tampoco puede vivir sin arte.
¿Podrías proponerte, deshacerte de todo arte? Bota tu televisión porque las películas y las novelas son arte. Bota tu radio y equipo de música, saca todos los cuadros de tu casa. ¿Podrías taparte las orejas para que no oigas nada en la calle que pueda ser arte? ¿Podrías vestirte de negro con algo que no haya estado en las pasarelas? Despinta tu casa, que no tenga colores. Y camina con los ojos cerrados cerca de los cuadros para que no los veas. Experimenta una dieta sin sal y azúcar, así como una comida cruda, ya que la cocina es un arte culinario, y aprovecha tus perfumes y desodorantes porque la perfumería es una disciplina menor. Vivirás peor que un loco, incluso los locos reciben terapias que incluyen el arte, y aunque no lo creas, los locos también consumen arte. La gimnasia artística es cuando el deporte se transforma en arte.
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