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Storytelling Qori Wayra 3 La gran batalla en el Inkario

 Storytelling Versión Escrita

Por Enrique Alonso León Maristany

Yuri Chaska 15 años después

La gran batalla en el Inkario

15 años después En un lugar en el valle sagrado de los Inkas.
En un lugar del valle sagrado se encontraba un hombre conversando con sus guerreros, esperaban el anochecer, que el Inti no de luz y que Quilla no los delate, terminó su charla con lo siguiente —… finalmente la Maskaypacha será mía, robaremos a su hija y lo obligaremos a venir, aquí será la batalla donde muera el Inka… —

El Inka se encontraba con el jefe de la guardia y algunos jefes del ejército del inkario, se oyó al jefe de guardia decir: —sabemos que hay una conspiración y deben haber llegado al valle sagrado vienen de Lares, sospechamos que quisieron hacer guerra y huyeron de los tiahuanacos por la selva, kinsa waranqa soldados (tres mil), rebeldes que piensan que pueden tomar el Qosqo, el chasqui (mensajero del Inka) llegó e informa que ya están en Calca, si vienen lo harán por Pisaq y subirán al Qosqo, llegarán por Q’enko. Los kipus indican que son Kinsa waranca soldados, e indica que hay 500 apostados en Huchuyqosqo, faltan otros quinientos que no sabemos dónde están. 

En eso se escuchó un golpe en la puerta de palacio, el jefe de guardia reconoció al hombre que golpeaba, era un chaski, si un chasqui, estaba herido y lo hicieron pasar, al ver al Inka le dijo, –están disfrazados de campesinos, ya están cerca del Huacaypata–, cayó y murió. 

El Inka levantó su cabeza y vio hombres que estaban en de los muros. El inka con una voz potente gritó –Makanakuy– (guerra) retumbó el Qosqo, cientos de guerreros se dirigieron a palacio ante el grito del Inka, el Inka tomó una maza y la lanzó contra un rebelde que estaba a punto de saltar del muro hacia dentro del palacio, un certero golpe en la cabeza hizo que se partiera y cayera a los pies del Inka quien lo vio morir, la guardia del palacio empezó a dar una dura batalla, por un lado consiguieron ingresar un grupo de rebeldes y se acercaron a las habitaciones del Inka, Yura Chasqa estaba en la puerta de afuera observando que pasaba. Tres hombres llegaron por detrás y con una gran keperina la cubrieron y con mucha fuerza la sometieron, la envolvieron y se la llevaron, otros guerreros les abrían el camino y lograron huir refugiándose en Huchuyqosqo.

Qori Wayra gritó —mi hija, se llevaron a mi hija— sus tres hermanos estaban en la puerta, el jefe de la seguridad de palacio se percató durante la batalla de lo que estaba sucediendo y fue detrás de los rebeldes con cien soldados, el Inka salió detrás de él, los hermanos de Yura Chasca estaban combatiendo y cuidando a su madre y su tía Illary, ya al amanecer más de 400 cuerpos de los rebeldes yacían muertos dentro y fuera de palacio.

Mientras se daba el asalto a palacio de los rebeldes disfrazados de campesinos, el ejército del Inka rodeó a los dos mil soldados que estaban en Calca y tras cruenta batalla durante la noche los liquidaron dejando regados muchos rebeldes muertos cuya sangre corrió como un pequeño río que llegó al rio Vilcanota. El jefe de los rebeldes que estaba con 500 soldados en Huchuyqosqo los organizó para resistir para que no lo vencieran fácilmente y pudiera negociar con su prisionera. 

Yura Chaska, la hija del Inka, que estaba envuelta casi asfixiándose al pie de uno de los muros de Huchuyqosqo, tenía la edad que tenía su madre cuando se casó con el Inka, dejó un momento de luchar con la gran keperina que la envolvía y las cuerdas que la ataban. Se calmó un poco y comenzó a recordar cuando era niña, su madre siempre la corregía porque veía el entrenamiento de los soldados y hacía lo mismo, se ejercitaba mucho, su padre la vio y le pidió permiso para aprender a luchar por si algún día venían a atacar el palacio y así defender a su madre.  Recordó también que un día su madre la sorprendió entrenando con una maza y le preguntó por qué quería aprender a luchar, a lo que Yura Chaska contestó, —quiero aprender a luchar porque no quiero que nunca más te arrodilles ante nadie suplicando por tu vida, ni yo— Qori Wayra notó la voz temblorosa de hija al decir eso, entonces le replicó —hija, mi lucha es contra el odio, y la única arma contra el odio es el amor— Yura Chasqa le increpó, —el amor no mató al puma, fue la maza— Qori Wayra con mucha paciencia le replicó suavemente a su hija —el amor de tu tío cuando era jefe de la guardia nació como un destello de Chasca, salvó a Illary y al ver que se acercaba el puma se puso de pie y como un rayo recibió la fuerza de Viracocha, esa fuerza solo llega por amor, y con todo su poder más el aliento de Viracocha tu tío se fue sobre el puma y lo venció de un solo golpe, si no hubiera nacido como un rayo su amor por Illary no hubiese recibido las fuerzas del Hanan Pacha donde Viracocha todo lo ve, todo lo sabe y de Él nos llega el amor—. 

Al oír esto Yura Chaska le respondió —mama, entreno desde los seis años y seré la mujer más fuerte del Inkario, y si es cierto lo que me dices es mi amor por ti que me hace más fuerte cada vez y con esa fuerza que viene de ese amor también te protegeré, de igual manera que te protege mi padre el Inka. El jefe de los guardias de palacio, mi tío, me entrenó muy bien, sé que lo puedo hacer. Madre, no sufras por mí, yo estaré siempre bien. —

Sus recuerdos fueron interrumpidos por una fuerza que rompió las ataduras de la keperina que aprisionaban a Yura Chaska, se desprendió de la gran keperina y salió y a contraluz un hombre enorme que le entregó una maza con mango de una madera muy dura, una piedra excepcionalmente dura terminaba de darle forma a la maza y le dijo —esto lo envía Viracocha, viene del Hanan Pacha, ve y líbrate de este tormento… de pronto el hombre desapareció y detrás de él vio la figura del jefe de los rebeldes. Se vieron uno frente a otro y al mirarla le dijo —no sé cómo te soltaste, eres alta y fuerte como tu padre, veo que no te puedo atrapar, pero si no me sirves para negociar entonces te voy a matar, y luego iré por tu madre para hacer lo mismo— al escuchar esto Yura Chaska se enfureció muchísimo. Miró por un instante al Hanan Pacha y el Inti brillaba iluminando todo el lugar con mucha claridad. 
Yura Chasqa con una voz estruendosa como la de su padre gritó —Viracochaaaaa, dame la fuerza del Hanan Pacha para luchar— el grito retumbó y su tío y el Inka que venían y estaban a dos kilómetros la escucharon… Todos se asombraron y reconocieron a Yura Chasca, el Inka respondió con la misma voz de estruendo — Hija resiste… tu padre ya está cerca— su grito llegó hasta donde estaban frente a frente el jefe de los rebeldes y la ahora guerrera del Inkario.

Después de esto le dijo —tu padre no llegará al tiempo, estás muerta— y con su brazo izquierdo sobre su cabeza dando vuelta a unas gaucho bolas, miró fijamente a Yura Chasca, quien observaba aquella arma que desconocía y no vio que la usaban en el ejército del Inkario, luego las vio volar hacia ella, hacia sus pies en un instante entendió que la quería hacer caer para luego liquidarla, y con la velocidad del puma y la fuerza que llegó a ella como un rayo de Viracocha salto muy alto, y las gaucho bolas pasaron debajo de sus piernas estrellándose contra el muro de la fortaleza. Cayó al piso y rápidamente se levantó, el jefe de los rebeldes corrió hacia ella quien respondió de la misma manera, frente a frente en medio de la corrida el con su brazo derecho intentó golpearla con su maza, Yura Chaska llevaba la maza en la mano izquierda y la estrelló contra la maza del malvado rebelde y recurriendo a una estrategia de lucha que aprendió de su tío, aun en el aire los dos, estiró su pierna y con el pie golpeó la rodilla que  con la caída y la fuerza de su pie sobre la pierna la rompió. El jefe de los rebeldes gritó con un acento lastimero de dolor, tenía en su mano la maza que no soltó a pesar del golpe, estiró su mano para lanzarla contra la guerrera quien sin pensar giró su brazo y consiguió golpear y partir la cabeza de su contendor que no consiguió lanzar su maza contra ella y murió. 

Lo miró caído, muerto y poniendo su pie sobre él le dijo, —ahora no podrás ir a matar a mi madre—.  Miró a su alrededor y estaba rodeada de los soldados rebeldes quienes fueron testigos de cómo lo mató y al verla con su jefe muerto a sus pies se horrorizaron y huyeron despavoridos bajando hacia el valle, los primeros soldados del Inka llegaron y vieron a Yura Chaska pisando aun a su contendor, se admiraron y con un solo grito dijeron Haylliy, Haylliy, a lo que ella contestó Jaku, Jaku… Makanakuy (vamos, vamos, guerra...) y corrió detrás de los rebeldes que quedaban a gran velocidad y los soldados detrás no la podían alcanzar, en la ladera de bajada se desbarrancaron algunos soldados por los golpes que recibieron de Yura Chasca y murieron, los que llegaron a la parte baja del valle sagrado se dieron con la sorpresa que los soldados del Inka los esperaban abajo y estaban rodeados, dieron vuelta para volver y se detuvieron ante la figura de una gran mujer con una maza en la mano que se interponía en su camino, era Yura Chaska a la que vieron matar al jefe de los rebeldes, se atemorizaron y antes que pudieran hacer algo les cayeron muchas lanzas de arriba matándolos a todos quienes murieron con el último recuerdo de una guerrera que les cerró el camino para escapar. El Inka y sus guerreros son los que los alcanzaron y lanzaron las lanzas de muerte contra los rebeldes que querían tomar el inkario. 

Todos los guerreros vieron a Yura Chaska aun de pié con la maza en la mano y el brazo que la levantaba mirando el escenario de guerra impidiendo que ninguno de los rebeldes fugara. Y en una sola voz gritaron Haylliy, Haylliy, Haylliy.

El Inka ya en el lugar con su arma en la mano se le acercó y frente a frente a su hija que respiraba todavía agitada y con un gesto de furia de guerra que no podía calmar lo miró a los ojos y calmándose un poco bajó el arma, el Inka le preguntó —En que te has convertido hija— y ella sin dudar le respondió — En una guerrera, y ahora comprendo lo que me dijo mi madre de hacer las cosas por el amor, cuando tú te fuiste el día de tu matrimonio a defender el imperio con el ejército no abandonaste a mi madre como pensé, fuiste porque si no luchabas contra el enemigo el vendría por ti y también por ella, la única manera de darle vida y defenderla era luchando contra el enemigo y solo así la salvabas, ahora entiendo que lo hiciste por el amor que le tenías y ella trataba de explicarme eso y no lo entendí. Cuando me preguntas en que me convertí, pues en tu reflejo, yo siempre amé a mi padre y algunas veces al no entenderte te odié. Ahora mi amor es más fuerte que mi odio y me doy cuenta de que no puedo odiarte porque me odiaría a mis misma ya que soy igual a ti, ¿cómo puedo parecerme tanto a mi padre? y eso solo puede ser porque en mis venas corre tu sangre. Soltó la maza conteniendo sus lágrimas se acercó más a él y con mucha fuerza lo abrazó.

El Inka juntó sus brazos y respondió el abrazo, después le dijo, en el Hanan Pacha, Inti se apaga pero aun estando sobre los cerros podemos ver a Quilla y a su lado Yuraq Chaska, la estrella más brillante después de Quilla, Venus, de allí proviene tu nombre, las veces que se ven en el Hanan Pacha los tres astros durante el atardecer es Viracocha y conmemora ese día como aquel en el que triunfa el bien y vence al mal que siempre se destruye a sí mismo.  Después de unos momentos levantó la maza, la puso de nuevo en manos de su hija y levantó su brazo con la maza en alto, la misma que recibió de Hanan Pacha y gritó con mucha fuerza Haylliy, Haylliy Yura Chaska, y todos los soldados respondieron en una sola voz, Haylliy, Haylliy Inka, Haylliy Yura Chaska, lo que sellaba el reconocimiento por parte del Inka y de todo el ejército del valor y la fuerza de la gran guerrera Inka, la primera guerrera del Inkario quien entendió después de conocer al enemigo que el amor es más fuerte que el odio, y que las cosas que se hacen por amor siempre triunfan.

Con la mano sobre su hombro el Inka y su hija comenzaron el regreso a palacio, juntos en una misma causa, con la misma sangre y el amor que se tienen y lo demostraron en la lucha.

Ya en palacio esperaba impaciente Qori Wayra quien la vio llegar, enterada de lo sucedido porque un chasqui del ejercito vino a contarle lo sucedido y que preparen un recibimiento al Inka y su hija. Su madre en el punku (puerta) la vio llegar con su padre y todos los de la comunidad se inclinaban ante el paso de los dos, sucia, despeinada, con una herida en el brazo, pero con una luz muy grande, aquella que te ilumina cuando aprendes lo que es el amor, ya en la puerta bella y elegante Qori Wayra no pudo contenerse y le dijo —el susto que me diste, pero al ver a Inti, Quilla y Yuraq Chaska juntos durante el día supe que todo estaba bien— padre e hija se miraron y se rieron y los tres se abrazaron muy fuerte, y corrieron sus hermanos también a abrazarla, y así recibió el amor de su familia, de su pueblo y de Viracocha que es Dios. 





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