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Psicología - Procesos creativos por expresión

Investigación en los Procesos Creativos por Expresión

Creatividad y emoción

Cuando se elige una investigación en los procesos creativos por expresión, esta debe despertar en el investigador-artista una emoción positiva, motivadora y alentadora hacia su tema de investigación.

La psicología nos ayuda a entender estas emociones y sobre todo que emociones motivan al investigador. Philipp Lersch lo define bajo el subtítulo de: Las emociones de las tendencias creadora y cognoscitiva y nos refiere:

La alegría de crear. – Que el sentimiento que corresponde a la tendencia a la creación, la alegría de crear, se halla plenamente influido por la temática de la transitividad puede ser testimoniado por una frase de A Carrel: «En la alegría de crear se disuelve la conciencia de la propia persona que se diluye en otro y en otros». (Lersch, 1974, p. 236)

                Además, de la alegría entendemos al proceso de investigación desde una posición en la que en el arte se asumen la cognicitividad y afectividad como componentes sustanciales de los que surge la expresión artística, toda expresión artística está cargada de ambos componentes, que se integran intuitivamente en el proceso creativo durante la investigación. Lersch nos aclara esta relación y su integración y como se involucran los sentimientos noéticos:

Los sentimientos noéticos correspondientes a la temática de las tendencias cognoscitivas son designados como noéticos por derivación de la palabra griega νησις, (pensamiento). La tendencia al saber busca el mundo como objeto de conocimiento tal como se muestra a los procesos del pensamiento. En este contacto se origina un grupo de sentimientos.  A estos pertenecen, sobre todo, el asombro y la admiración. (Lersch, 1974, pág. 236).
En términos generales, en los sentimientos noéticos aparecen visibles las raíces por las cuales incluso el pensamiento y el conocimiento se insertan en el fondo endotímico. Esta es la prueba de que los conocimientos de éstos constituyen valores para el hombre. El conocimiento y el pensamiento no son meros reflejos pasivos de la realidad en el espejo de la conciencia, algo con lo que nos enfrentamos con indiferencia, sino que derivan más bien de una actitud viviente de investigación y de búsqueda del hombre frente a la realidad. Por esto, en los sentimientos noéticos, en los que la realidad es reflejada en el fondo endotímico del sujeto como objeto de la investigación, condicionada por la tendencia al conocimiento, son específicos del hombre, puesto que este no es absorbido y vivido por el mundo que le envuelve, sino que procura organizarlo, por medio de conceptos y juicios, en una clara trama dotada de orden y de sentido.

Arte e investigación

Dieter Lesague nos narra como en el año 2003 en atención al Plan Bolonia celebrada ese año en Berlín, el tercer ciclo conducente al doctorado en Europa, paso a ser prioridad en la política europea de educación superior, también apareció la idea de un doctorado en artes, comenta: Lesague “En efecto, el año 2003, y en la mayoría de los países europeos , el doctorado en artes no existía. En los años siguientes, las instituciones académicas de muchos países europeos decidieron establecer dicho doctorado… (Verwoert, y otros, 2010, p. 70).

Al referirnos a doctorado, básicamente nos referimos a la investigación. Pero las exigencias académicas exigían que la investigación estuviera sistematizada en un texto, y la expresión artística debería estarlo.  Es así que Lesague nos ilustra sobre esta exigencia:

Últimamente, algunos de los que defienden que un doctorado en artes no debería constar solamente de un portafolio artístico, sino también de un suplemento textual, han intentado salvar su tesis aduciendo que ese suplemento textual, no debería lógicamente adoptar una forma a la fuerza académica. Como hablamos de un doctorado en artes, deberíamos adoptar una actitud pluralista hacia el requisito de un texto como suplemento del portafolio artístico, en tanto parte del doctorado en artes, es imaginar fácilmente que los suplementos textuales adquieren una forma muy artística. Mientras tenga una apariencia de texto, podría ser un texto literario, un diario, tal vez incluso una obra teatral o una serie de poemas. Los artistas, que quieran defender una tesis de doctorado en artes no debían de aterrorizarse ante el requisito de escribir un texto en formato académico. Podría ser también un texto artístico… la idea parece consistir en que la producción artística solo se puede juzgar adecuadamente si existe alguna forma de texto, académico o no, que lo suplemente. Por eso se nos induce a pensar que necesitamos alguna forma de texto con el fin de descifrar la obra artística que propone el artista deseoso de ser doctor en artes, con el fin de saber si esta obra merece de hecho el título de doctorado en artes. (Verwoert, y otros, 2010, ps. 76 - 77)

Dieter Lesague y su definición final sobre la investigación artística.

Los artistas y las instituciones artísticas que dependen sobre todo de financiación pública deberían ser conscientes de que las autoridades públicas están sujetas a una enorme presión para legitimar porque determinadas instituciones o individuos son beneficiarios de la financiación pública. En resumidas cuentas, el discurso sobre la investigación artística parece una forma adecuada para explicar por qué los artistas necesitan tiempo, y por tanto dinero, para poder crear. La creación artística no solo tiene ver con los materiales que un necesite comprar o con los espacios que necesite alquilar, sino también tiene que ver con el tiempo necesario para dedicarse a la reflexión, al estudio, al pensamiento. A decir verdad, la noción misma de investigación artística es bastante subversiva para un terreno que antes pagaba precios elevados por las obras de arte, con completa independencia de la cantidad de tiempo y de trabajo que se invierta en ella. Para mí, la noción de la investigación artística está también relacionada con el reconocimiento del artista como trabajador, como alguien que trabaja un determinado número de horas, de días, y que podría aspirar a recibir algún dinero por todas las cosas que hace. A mi juicio el concepto de investigación artística no tiene nada que ver con un intento por lograr que las artes se adapten a la manera de proceder de las ciencias, que sean más metodológicas o más discursivas. Se trata antes bien del reconocimiento, del arte como forma de trabajo cognitivo, de lucha salarial de los artistas que ya no aceptan trabajar para una exposición, recibir un dinero por la producción de sus piezas y prácticamente nunca un pago por todo el trabajo que han llevado a cabo para preparar la exposición. En todo momento se dice a los artistas que inviertan en su trabajo, que especulen sobre el valor futuro de su obra. Se supone que los artistas han de aprender a convertirse en sus propios accionistas. El discurso que presenta a los artistas como investigadores debería ser también un discurso de capacitación, que valore al artista como trabajador y que contribuya al reconocimiento de la necesidad de pagar el tiempo y el trabajo que el artista dedica a su obra. (Verwoert, y otros, 2010, ps. 84 - 85)

La Reflexión ¿Método o proceso?

El método lo conocemos como un conjunto de pasos que tienen un inicio y un fin, muchos autores definen este concepto, al punto que es difícil aludir este concepto a una sola persona o investigador. En la ciencia es necesario el método para la recolección de la muestra, el análisis de datos y la interpretación de los resultados de la investigación, también una metodología estricta para investigar.

En la investigación artística no existe claramente una forma de sistematizar la información a partir del uso de metodologías, estas pueden entrecruzarse durante el proceso creativo y variar o cambiar la investigación. Al final el resultado es el conocimiento generado por el arte y el artista. En pocas palabras lo que influye en un aparente desorden durante el proceso creativo es la reflexión constante durante la creación, esta reflexión involucra aspectos como conocimientos previos, idealización de la realidad, emociones emergentes, experiencias propias del artista, aparición de indicios que nos llevan a querer resolver algún problema, etcétera.

A manera de ejemplo tenemos a los artistas renacentistas, quienes dejaron investigaciones a medias, o al final del proceso creativo, retrocedían en sus conceptos e ideas y borraban parte de sus cuadros superponiendo nuevas figuras que le diesen un significado diferente a la obra de arte. En avance y retroceso para un cambio y experimentación en el desarrollo de su investigación. Esto nos muestra que la investigación artística no se basa en la búsqueda de resultados, ya que el proceso creativo es eso mismo, un proceso por el cual pasa el artista durante la creación, y si los resultados no son los esperados, los cambia, los transforma o los disimula.

Philipp Lersch explica que la reflexión en si es una categorización de la conciencia, la misma que aparece a temprana edad seguida después del periodo de terquedad, y nos define lo siguiente:

Hay pues una diferencia notable entre conciencia y conciencia reflexiva. La primera es una función del yo que debemos considerar como identificadora, mientras que la segunda es una “toma de posición” de este mismo yo. Al yo le corresponden, pues, dos funciones: la fijación de las vivencias y la toma de posición frente a ellas. La una constituye la conciencia, la otra la conciencia reflexiva o —como también podríamos decir— la vivencia reflejada…
…Compete, pues ante todo, a la conciencia reflexiva el dirigir nuestra conducta.  como en la conciencia entra en funciones el pensamiento, se le agrega en la conciencia reflexiva la voluntad. (Lersch, 1974, ps. 544 -545).

La reflexión y los cambios emocionales en el artista, van guiando su desarrollo creativo, esto no es una inestabilidad psicológica, el cambio es porque existe una elevada creatividad a veces incomprensible para el análisis. Y es el proceso el que determina los pasos a seguir y no el método como se piensa que debería ser. En un ejemplo claro, un determinado método para aprender a dibujar, me enseña en que orden debo avanzar para conseguir construir la figura en el espacio estético, sin embargo en lo sucesivo la intuición me lleva por otros caminos y resuelvo el problema de una manera diferente a la aprendida, no empiezo por la derecha sino de abajo hacia arriba. Empiezo pintando con la derecha y termino haciéndolo con las dos manos. 

Las capacidades y habilidades difieren a veces tanto que no existe un método para ambidiestos o zurdos. Y menos que guíe las diferencias que existen en la percepción del artista sobre el mundo, finalmente es imposible predecir los cambios dados por su reflexión constante o el surgimiento de emociones que direccionan de una manera inimaginable el proceso creativo que en lugar de seguir una línea de principio a fin, a medio camino regresan como un círculo al inicio y vuelven a salir a veces directamente al final o en un camino en espiral que lleva la experiencia estética a un nuevo punto donde el proceso creativo se detiene, pero no termina, continúa en nuevas expresiones, creándose así un paradigma semiótico que se relaciona y continúa en otras obras donde concluye finalmente el espiral para cambiar de paradigma. Es decir, lo que pensé hacer en un cuadro, lo termino haciendo en varios cuadros, al punto que me salgo de ellos creando una instalación que nadie esperaba.

En mi experiencia, cuando a los alumnos les digo que deben realizar con el profesor de taller las creaciones estéticas, y que el es el que decide y aprueba el proyecto de investigación, entonces elevan sus propuestas abocetadas y se inscribe este proyecto. También están ansiosos y estresados sobre que pasa si se hacen cambios, ¿se pierde el proyecto? ¿se tiene que cambiar?, entonces les aclaro, cuando una prepara una investigación científica en el proyecto se incluyen los métodos e instrumentos y se desarrolla la investigación como fue proyectada. Pero en este caso el proyecto es una propuesta que no debe ser una camisa de fuerza que delimite la creatividad.

Durante el proceso de investigación en el taller, se dan cambios y es el mismo profesor quien lleva el control de lo que sucede en cada alumno durante su investigación, guiando al alumno en este proceso, como asesor metodológico ellos al finalizar recién cada obra realizan el análisis semiótico y estético, no puede ser antes, no se analizan los bocetos, se espera al final para poder construir el discurso a partir de estos análisis, y si el resultado fue una espiral que terminó en lo que no se proyectó y ni se imaginó, no hay problema, es un proyecto artístico, y por eso se dificulta la proyección del cronograma y presupuesto, que tienen una relatividad tan alta que puede cumplirse tanto como alejarse de todo lo planeado, lo que se pensó hacer en un año, el alumno lo terminó en casi dos, y lo que pensó que costaría tanto, resultó el doble.

El intentar encuadrar una investigación artística es intentar encuadrar la creatividad. Si encuadramos la creatividad entonces no hemos investigado desde el arte, sólo se conseguirá buscar un resultado como en la ciencia, y no desarrollar un proceso que puede inicialmente ser lineal y terminar en un espiral que regrese al punto de inicio, para volver a empezar y solo la creatividad determinará cuando llegó a su final. Cuando el Papa le preguntaba constantemente a Miguel Ángel Buonarroti ¿Miguel Ángel, cuando vas a terminar? El siempre respondió, ¡Cuándo termine!...

En un rasgo que identifica a la ciencia que se enseña en el ámbito académico, mientras que en el arte no se necesita obligatoriamente una metodología previa para declarar la investigación, y esta asume una particularidad inherente y diferente en cada proceso de creación.


La investigación no excluye los métodos, pero tampoco se reduce a ellos, se contamina y es un proceso inédito para cada espacio de creación. Aquí se evidencia que el control de los resultados está en manos de quien dirige la investigación, en parte es cuestión de independencia dentro del campo del saber y, por tanto, de dominio. Cuando decimos resultados, estamos utilizando una expresión que como importación del ámbito científico, en muchas ocasiones  nos es incómoda, pues el objetivo no es un resultado, sino un proceso. El proceso de creación artística es fuente de producción de conocimientos. Los artistas defienden con energía que hacen una investigación. Todo lo que se describe acerca de esta en cuanto a búsqueda teórica y otras acciones como pueden ser entrenamientos, técnicas, está tan claro que no encuentran la necesidad de explicarlo. Simplemente está inmerso en el cotidiano proceso de crear.  (Editorial Síntesis, S.A., 2016, p. 33)


Trabajo Académico
Alumno destacado de la ESABAC

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